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martes, 18 de agosto de 2015

Danza Mikhail Larovsky Rusia

Biografía:

Mikhail Leonidovich Larovsky. Bailarín, coreógrafo y director artístico soviético, hijo de los bailarines Leonid Lavrovsky y Elena Tchikvaidze, nacido el 29 de septiembre de 1941 en Tbilisi (Georgia). Se graduó en la Escuela Coreográfica de Moscú en 1961 y ese mismo año debutó con el Ballet Bolshoi. Estrenó el papel del Hijo de Georgi en Páginas de una Vida (1961) de Leonid Lavrovsky, Romeo enRomeo y Julieta (1968) de Ryzhenko y Smirnov, y Víctor en Angara (1976) de Yuri Grigorovich. Amplió sus estudios en el Gosudarstvenny Institut Teatralnovo Isk con Rotislav Zakharov, donde se graduó en 1979. Fue coreógrafo invitado y bailarín principal del Ballet de Tbilisi, y director artístico de la compañía entre 1983 y 1985. Para este grupo ha coreografiado: Mziri (Toradze, 1977), Prometheus (Scriabin, 1981),Porgy and Bess (Gershwin, 1983) y El Soñador (Gershwin, 1989). Entre sus trabajos para otras compañías figuran: Suite N° 2 (Bach, 1987) para el Ballet de Arizona, Fantasía sobre el Tema de Casanova (Mozart, 1989) para el Ballet de Atlanta, puesto en escena por el Ballet de Tbilisi en 1993, y Jazz Café (Gershwin, 1992) para el Teatro de Opereta de Moscú. Obtuvo la Medalla de Oro del II Concurso Internacional de Ballet de Varna (1965), el Premio Lenin (1970), el Premio Nijinsky (París, 1972), el título de Artista del Pueblo de la URSS (1976) y el Premio del Estado de la URSS (1977).

jueves, 13 de agosto de 2015

Danza Ninette De Valois Irlanda


Biografía:

Dame Ninette de Valois. Nacida en  Edris Stannus, Baltiboys, County Wicklow (Irlanda), el 6 de junio de 1898 fue una conocida bailarina, coreógrafa y empresaria irlandesa, fundadora del famoso Royal Ballet. Comenzó a bailar en 1908, a la edad de diez años, y pronto adquirió una gran reputación en Inglaterra a causa de sus graciosos movimientos. Cambió legalmente su nombre a Ninette de Valois en 1921. Bailó con los Ballets Rusos de Serguéi Diáguilev, aunque no llegó a ser una estrella con ellos. Se retiró como bailarina en 1926, a los 28 años para promover el ballet clásico por toda Europa. En 1928, convenció a Lilian Baylis para que pudiese ser sede de su compañía el Sadler’s Wells Theatre. Bajo su dirección la compañía creció y se convirtió en el Wells Royal Ballet Company, siendo luego dividida para convertirse en la Birmingham Royal Ballet y la Covent Garden’s Royal Ballet. Ninette también fundó la Royal Ballet School. De Valois, casi sin ayuda, fue responsable de crear el ballet clásico británico. Ella modeló su compañía según el ejemplo de los Ballets Imperiales Rusos, aunque programando una sabia mezcla de ballet clásico y obras contemporáneas. Poco a poco fue atrayendo personas de talento, e invitó a sir Frederick Ashton que fuera el principal coreógrafo de su compañía. Con el tiempo, su compañía llegó a ser una de las más afamadas del mundo, con bailarines como Margot Fonteyn, Gillian Lynne, Robert Helpmann, Moira Shearer, Beryl Grey, y Michael Somes. En 1949 el Sadler Wells Ballet causó sensación cuando viajaron a los Estados Unidos. Margot Fonteyn se convirtió inmediatamente en una celebridad internacional. A comienzos de los años 50 Ninette contribuyó a fundar la Turkish State Opera and Ballet, en Estambul. De Valois no se durmió en los laureles, y se ocupó de que su compañía tuviera una fuente constante de talento, y en los años siguientes, la compañía contó con estrellas como Svetlana Beriosova, Antoinette Sibley, Nadia Nerina, Lynn Seymour, y, con la más sensacional posible, Rudolf Nuréyev. De Valois también invitó a coreógrafos como sir Kenneth MacMillan y George Balanchine a que trabajaran con su compañía. Se retiró formalmente en 1964, y fue nombrada «Life Governor of the Royal Ballet», dejando sentir su presencia en la compañía. Era muy severa, y quizás por esa razón, alguien le dio el apodo de ‘Madam’ (“señora”). El apodo cuajó, y desde entonces en artículos y entrevistas formales la llamaron “Madam”: con naturalidad, ella correspondió y comenzó a firmar así su correspondencia, ‘Madam’. Escribió un par de libros Invitation to the Ballet («Invitación al ballet», 1937) y Come Dance with Me («Danza conmigo», 1957). Le concedieron la Legión de Honor francesa en 1950, y fue hecha «Dame Commander of the Order of the British Empire» (Comandante de la Orden del Imperio Británico) en 1951, y posteriormente, en 1982, «Companion of Honour» (Compañía de honor). En 1992 le concedieron la Order of Merit (Orden del mérito). Ella continuó con apariciones públicas hasta su muerte a la edad de 102 años. En 1974 también le fue concedido el prestigioso Premio Erasmus, conjuntamente con el coreógrafo Maurice Béjart. §«The Royal Ballet» debe su existencia a la visión de Ninette, que montó una pequeña compañía y una escuela, el Vic-Wells Ballet, y, que en 1931, persuadió a Lilian Baylis para que les permitiese tener su sede «Sadler’s Wells Theatre», al norte de Londres. La compañía antes actuaba en el viejo teatro «Old Vic Theatre», de ahí su nombre original. La compañía permaneció en «Sadler’s Wells Theatre» hasta 1939, cuando estalló la II Guerra Mundial. De Valois produjo muchas de las primeras coreografías, incluyendo The Rake’s Progress (1935) y Checkmate (1937), y adquirió algunas producciones rusas de Diáguilev y del Teatro Mariinski, cuando las finanzas lo permitieron. Alicia Markova y Antón Dolin fueron los bailarines principales de la compañía, actuando ambos en Giselle en 1934; con Markova también apareció en el Cascanueces y en El lago de los cisnes en el mismo año. Su pareja en este último fue el joven bailarín australiano Robert Helpmann. La lista de estrellas de la compañía se completó con una adolescente Peggy Hookham, que, como Margot Fontes, bailó su primer papel solista en la obra de Ninette, The Haunted Ballroom. La joven Fontes pronto cambió su nombre a Margot Fonteyn, comenzando su carrera en sociedad con Helpmann, a quien pronto sustituyo con igual éxito Michael Somes, siendo su partenaire por un período igualmente significativo. La compañía pasó los años de guerra viajando intensamente por Gran Bretaña y, en menor grado, por Europa, bailando para las tropas aliadas. Inmediatamente finalizada la contienda, en febrero de 1946, se trasladaron a la «Royal Opera House», programando una producción enteramente nueva de La bella durmiente para la reapertura del «Covent Garden» como teatro lírico después de su cierre durante el tiempo de guerra. El primer estreno de la compañía en Nueva York en 1949, con Fonteyn y Helpmann bailando los papeles principales de La bella durmiente fue un gran éxito que contribuyó al prestigio y reputación internacional futura del Royal Ballet. De Valois continuó dirigiendo la compañía en los años 1940 y 1950, con Ashton produciendo la mayor parte de las nuevas coreografías. Antes de la guerra, él había creado ya varios trabajos que todavía sobreviven hoy, más de medio siglo más tarde, incluyendo Façade (1935), Les Patineurs y A Wedding Bouquet (1937). A éstos, se unieron dos reconocidas obras maestras: las Symphonic Variations (1946) —el primer nuevo ballet estrenado en el Covent Gardent— y Scènes de ballet (1948). En los años en el «Sadler’s Wells Theatre» y en los primeros en el «Covent Garden», el equipo creativo se completó con la dirección musical de Constant Lambert. En 1956, al cumplir su 25º aniversario, el nombre de «The Royal Ballet» le fue concedido por Royal Charter, y al año siguiente su Alteza Real, la princesa Margarita fue nombrada presidenta de la compañía. Siete años más adelante, en 1963, Ashton sucedió con éxito a de Valois como su director, continuando creando sus propios ballets clásicos, incluyendo Monotones (1965/6) y las Enigma Variations (1968). Fonteyn, mientras tanto, seguía siendo la prima bailarina; su emparejamiento final con Rudolf Nureyev dejó un rastro de pasiones por todo el mundo en los años 1960 y 1970. Murió el 8 de marzo de 2001 con 102 años de edad. 

viernes, 7 de agosto de 2015

Danza Ruth Saint Denis EEUU



Biografía:

Bailarina, coreógrafa y maestra estadounidense quien junto a su compatriota la bailarina Isadora Duncan está considerada como la fundadora del ballet moderno en Estados Unidos. Ruth Dennis, este es su verdadero nombre, nació en Newark, Nueva Jersey en 1878; y fue durante varios años bailarina de vodevil. En 1906 apareció en Radha, un ballet creado por ella. Posteriormente, dio recitales de danza en Europa y en Estados Unidos. En 1914 se casó con el bailarín estadounidense Ted Shawn. En 1915, en Los Ángeles, fundaron la primera de sus escuelas de danza Denishawn. Las escuelas, designadas para desarrollar una forma de danza específicamente estadounidense, crearon variantes de muchos estilos de danza. El acento que pusieron en la individualidad y la experimentación con nuevas formas de baile inspiraron a un gran número de alumnos a formar sus propias compañías. Entre ellos se encontraba la bailarina estadounidense Martha Graham. También en ese momento se creó la compañía de danza Denishawn con la que realizaron giras por todo el mundo desde 1915 hasta 1931, año en que Saint Denis y Shawn se divorciaron. Su propia carrera separada continuó más allá de 1960. Sus danzas más logradas fueron las que mostraban cierta influencia oriental, como Nautch, Incense, Radha y Yogi. Muere en 1968.

lunes, 13 de julio de 2015

Danza Anna Pavlova Rusia

Biografía:

Anna Pavlova nace en San Petersburgo en 1882. Bailarina rusa. Inició sus estudios en 1891, a la edad de diez años, en la Escuela de Ballet del Teatro Marinsky de San Petersburgo con Pavel Gerdt, Christian Johansson y Eugenia Sokolova. Debutó en la compañía el 1 de julio de 1899 con La Virgen Vestal. Fue partidaria de las reformas introducidas por Fokine, y aspiraba a una interpretación de la música en sus bailes. En 1905, Michel Fokine creó para ella La Muerte del Cisne, estrenada en San Petersburgo y presentada en el Metropolitan Opera House de Nueva York cinco años más tarde. Nombrada prima ballerina en 1906, estrenó en los papeles principales los ballets El Pabellón de Armida (1907), Chopiniana (1908) y Noches Egipcias (1908) de Fokine, algunos de los cuales volvió a bailar en el debut de los Ballets Russes de Diaghilev en París, el año 1909. Después de varias giras por Londres, Nueva York, Praga y Berlín con Mikahil Mordkin como partenaire, Anna Pavlova, aún ligada al Teatro Marinsky, formó su propia compañía en 1910. El grupo, formado por tan sólo ocho bailarines en un principio, fue ampliado en 1913 para realizar una gira por toda América. Harcourt Algenaroff, Hilda Butsova, Laurent Novikoff, Ruth Page, Pierre Vladimirov y Alexander Volinine fueron algunos de sus colaboradores. La Primera Guerra Mundial la sorprendió en Berlín, pero consiguió trasladarse a Londres, donde actuó privadamente para el rey Eduardo y la reina Alejandra. El desagrado de Pavlova por las nuevas tendencias coreográficas, que le había llevado a rechazar en los Ballets Russes de Diaghilev el papel principal de L'Oiseau de Feu (1910) de Michel Fokine, quedaba patente en el repertorio de su compañía, integrado por muchos de los clásicos del siglo XIX, además de los ballets The Fairy Doll (1914) de Ivan Clustine, y Dragonfly (Kreisler, 1914), California Poppy (Tchaikovsky, 1916) y Autumn Leaves (Chopin, 1918) de la propia Pavlova, entre otros. Durante cinco años recorrió toda América; al finalizar la guerra regresó a Europa y comenzó a realizar giras por todo el mundo. La compañía se mantuvo durante quince años, durante los cuales se cuentan más de 4.000 representaciones por todos los continentes. Estos espectáculos estuvieron organizados por el empresario Victor D'André, descrito a menudo como su marido, aunque no se ha encontrado un certificado que lo demuestre. Anna Pavlova murió en La Haya a consecuencia de una pulmonía. En 1924, el actor Douglas Fairbanks filmó algunos de los solos de Pavlova, que posteriormente pasaron a formar parte de la película The Inmortal Swan (1956). Su baile más famoso fue La muerte del cisne, arreglado para ella por Fokine, con música de Saint-Saëns. Solía interpretar bailes adaptados especialmente a ella, que expresaban estados de ánimo, simbolizaban épocas o caracterizaban flores o criaturas: Hojas de otoño, Navidades, Impresiones orientales, El dragón. Inspiró a toda una generación y extendió su amor hacia el ballet por todo el mundo.

Danza Galina Ulanova Rusia


Biografía:

Galina Ulánova nace en San Petersburgo, 1910. Bailarina rusa, hija de los bailarines y profesores Sergei Ulanov y Maria Romanova. Primera bailarina del teatro Bolshoi de Moscú, fue una gran intérprete del repertorio romántico (Las sílfides, Cascanueces, Gisela, El lago de los cisnes, La bella durmiente del bosque) y actuó en los principales teatros del mundo. Obtuvo varias veces los máximos reconocimientos oficiales y en 1951 fue nombrada Artista del Pueblo. Retirada en 1963, se dedicó a impartir clases entre los jóvenes bailarines del Bolshoi. Estudió en la Escuela Coreográfica de Petrogrado, bajo la tutela de su madre (1919-1925) y de Agrippina Vaganova (1925-1928). En agosto de 1928 pasó a formar parte del Gosudarstvenny Akademichesky Teatr Oper, posteriormente Ballet Kirov, donde hizo su debut con el papel de Princesa Florine en el pas de deux del Pájaro de Azul del ballet La Bella Durmiente. Pronto le fueron confiados papeles principales en los ballets La Edad de Oro (1930), Cascanueces (1934) y Raymonda (1938) de Vasili Vainonen, y también en El Lago de los Cisnes (1933) y Esmeralda (1935) de Agrippina Vaganova, La Fuente de Bakhchisarai (1934) e Ilusiones Perdidas (1936) de Rostislav Zakharov y Romeo y Julieta (1940) de Leonid Lavrovsky. Con el comienzo de la Segunda Guerra Mundial, Ulanova se instaló con toda la compañía en Perm (1941-42) y Alma-Ata (1942-43). En 1944 fue nombrada prima ballerina del Ballet Bolshoi de Moscú, donde estrenó el papel titular en Cenicienta (1945), con música de Prokofiev especialmente creada para ella y coreografía de Rostislav Zakharov. Actuó junto al Ballet Bolshoi en el Festival de Cannes de 1954, y en 1956 grabó en Londres la película Giselle. También bailó con gran éxito en París (1958) y Nueva York (1959). En 1960 dio su representación de despedida en el Teatro Bolshoi, aunque volvió para realizar una gira por Egipto y Hungría en 1961. 

viernes, 3 de julio de 2015

Danza Isadora Duncan USA

Biografía:

Isadora Duncan (San Francisco, 1878 - Niza, 1927) Bailarina norteamericana. Hija de un matrimonio desunido y finalmente divorciado, su instinto la inclinó hacia el baile desde niña. En su autobiografía, titulada Mi vida, escribió: "Nací a la orilla del mar. Mi primera idea del movimiento y de la danza me ha venido seguramente del ritmo de las olas..." A los diez años abandonó la escuela para dedicarse a su pasión y a los diecisiete se dirigió a Nueva York, donde se incorporó a la compañía de Agustin Daly. Al actor y empresario no acabaron de convencerlo los experimentos e innovaciones que Isadora le proponía continuamente, deseosa de llevar a la práctica un nuevo método de interpretar plásticamente poemas por medio de la improvisación, que había concebido ya por aquel entonces. Sintiéndose infeliz, la Duncan abandonó la compañía dos años más tarde y partió con su familia hacia Inglaterra, donde se proponía estudiar los movimientos de la danza antigua en los jarrones griegos del Museo Británico. Fue una época de formación, de lecturas entusiastas y de ensayo de nuevas danzas; en busca, sobre todo, de nuevos cauces para la expresión coreográfica y de sendas alternativas para profundizar cada día más en su arte. Los éxitos comenzaron a llegar de forma inmediata. Con un estilo basado en la danza de la Antigua Grecia, dio una serie de recitales en Londres que despertaron el entusiasmo hacia su persona. La prensa declaraba: "En esta época actual de elaboración y artificialidad, el arte de la señorita Duncan es como un soplo de aire puro procedente de la parte más alta de una montaña poblada de pinos, refrescante como el ozono, bello y verdadero como el cielo azul, natural y genuino. Es una imagen de belleza, alegría y abandono, tal como debió ser cuando el mundo era joven y hombres y mujeres bailaban al sol movidos por la simple felicidad de existir." Efectivamente, Isadora Duncan afirmaba que el baile debía ser una prolongación de los movimientos naturales del cuerpo, que ella consideraba hermosos y bastante más bellos que los que efectuaban los bailarines clásicos, a los que tildaba de forzados y antinaturales; por ello, se negaba a constreñir los pies en las zapatillas de baile. Sentía una admiración estética por la belleza del cuerpo humano, influida por los cánones de las estatuas y pinturas de la Grecia clásica. Su método coreográfico era una especie de filosofía basada en el convencimiento de que el baile ponía al individuo en comunicación armónica con el ritmo intrínseco de la naturaleza y los cuerpos celestes. A partir de ese momento, Isadora no dejó de viajar, reclamada por los mejores teatros de Europa. En París se imbuyó del espíritu de Rodin y de Bourdelle. Más tarde descubrió Italia y el Renacimiento, y se embelesó con el leve y sutil Botticelli, cuya influencia en su arte es palmaria a partir de aquellos años. Por fin, en 1902, realizó uno de sus sueños: viajar a Grecia y peregrinar a las fuentes del arte de Occidente. Cerca de Atenas, en la colina de Kopanos, comenzó a construir un templo consagrado a la danza, pero los ingresos percibidos por sus giras se revelaron insuficientes para cubrir los gastos y la empresa hubo de abandonarse. Con motivo de su primer viaje a San Petersburgo, en 1905, la ya entonces famosa Isadora fue invitada por la no menos célebre bailarina rusa Anna Pavlova a visitar su estudio. Allí tuvo el privilegio de contemplar a la gran diva realizando sus ejercicios. La propia Isadora lo relata en sus memorias: "Encontré a Pavlova de pie con su vestido de tul practicando en la barra, sometiéndose a la gimnasia más rigurosa, mientras que un viejo caballero con un violín marcaba el tiempo y la exhortaba a realizar mayores esfuerzos; era el legendario maestro Petipa. Me senté y durante tres horas observé tensa y perpleja los sorprendentes ejercicios de Pavlova, que parecía ser de acero elástico. Su hermoso rostro adoptó las líneas severas del mártir. No paró ni un solo instante. Todo su entrenamiento parecía estar destinado a separar por completo la mente de los movimientos gimnásticos del cuerpo. La mente debía alejarse de esa rigurosa disciplina muscular. Esto era justamente todo lo contrario de las teorías sobre las que yo había fundado mi escuela un año antes. Lo que yo pretendía es que mente y espíritu fuesen los motores del cuerpo y lo elevasen sin esfuerzo aparente hacia la luz." No debe sorprender este completo desacuerdo con las más antiguas normas del ballet por parte de quien concebía la danza como un sacerdocio, como una forma sublime de emoción espiritual y como una liturgia en la que alma y cuerpo debían ser arrastrados por la música para transformarse en puro arte. Para Isadora, era el amor a la naturaleza y a la vida lo que había de transmitirse a través del movimiento, siguiendo el ejemplo de las nubes, el mar o las copas de los árboles mecidas por el viento. Enemiga del ballet, al que consideraba un género falso y absurdo, manifestó que la danza debe establecer una armonía calurosa entre los seres y la vida y no ser tan sólo una diversión agradable y frívola. Danzaba descalza, con una simple túnica griega de seda transparente sobre su cuerpo desnudo, como una sacerdotisa pagana transportada por el ritmo. Hoy es considerada la iniciadora de la modern dance norteamericana y su figura es evocada con fervor en todos los escenarios del mundo. Durante esos años, las más importantes ciudades europeas pudieron extasiarse ante la nueva estrella, a la que llamaron "la ninfa". En todos lados tuvo amigos pintores, poetas e intelectuales y estuvo rodeada de admiradores que deseaban conocerla. Apasionada, bellísima y maravillosa, ejercía un poder de seducción irresistible entre cuantos la rodeaban. Se comenzó a asociar muchos nombres masculinos con el de Isadora, y pronto nacería la leyenda de un maleficio que parecía emanar de su persona y abatirse sobre todos los seres a los que entregaba su amor, un maleficio que acabaría de forma terrible con su propia vida. La primera "víctima" fue el polaco Iván Miroski, consumido por unas fiebres malignas poco después de separarse de Isadora. Luego, extraños percances y desapariciones salpicaron sus relaciones con sus amantes, fuesen ocasionales o duraderos. En 1913, la oscura influencia se cebó en sus propios hijos, Deirdre y Patrick, cuando Isadora estaba triunfando en París. Un día, agobiada por los ensayos, confió los niños a la institutriz para que los llevara en automóvil a Versalles. Ella misma relata que quizás tuvo un presagio del drama: "Al dejarlos en el coche, mi Deirdre colocó los labios contra los cristales de la ventanilla; yo me incliné y besé el vidrio en el sitio mismo donde ella tenía puesta la boca. Entonces, el frío del cristal me produjo una rara impresión e hizo que me recorriese un estremecimiento". Minutos después, el auto bordeaba el Sena y, al girar para cruzar uno de sus puentes, los frenos no respondieron a la voluntad del chófer. El coche se precipitó en las oscuras aguas y los dos niños perecieron ahogados. Isadora declaró: "Si esta desgracia hubiera ocurrido antes, yo hubiese podido vencerla; si más tarde, no habría sido tan terrible, pero en aquel momento, en plena madurez de mi vida, me aniquiló". En efecto, la bailarina anuló todos sus compromisos y decidió interrumpir su carrera, dedicándose por entero a la enseñanza y tratando de olvidar su desgracia sumergiéndose en un trabajo agotador. Varias veces pensó en quitarse la vida, pero siempre la disuadió la idea de que otros niños, empezando por los alumnos de la escuela que había creado en 1904, estaban necesitados de ella. Comenzó a participar en campañas benéficas y trató de llevar sus enseñanzas a diferentes países, lo que la condujo hasta Moscú en 1921, después de que el gobierno soviético mostrase su interés por recibirla. Con el inicio de nuevas peregrinaciones volvieron los romances. En la Unión Soviética conoció a Sergei Esenin, poeta y cantor oficial de la Revolución de 1917, y se entusiasmó con el ambiente pletórico de ilusiones que se respiraba en el país y que Sergei encarnaba a la perfección. Esenin se enamoró locamente de Isadora y consiguió que ésta renunciara a su propósito, repetidamente afirmado, de no contraer matrimonio. Pero su unión resultó catastrófica. Después de viajar por Europa y Estados Unidos, Sergei se hundió en una profunda apatía originada por una fase de infecundidad creativa que achacaba al hecho de vivir lejos de su patria. Lo cierto es que cuando el matrimonio regresó a Moscú, el poeta continuó en el mismo estado y se sumergió de forma imparable en la misantropía y el alcoholismo. Medio loco, su comportamiento empezó a ser escandaloso hasta para la propia Isadora. Esenin acostumbraba a desaparecer dejando tras de sí un rastro de botellas vacías y muebles rotos. La paciencia de "la ninfa" llegó al límite. A finales de 1924, Isadora, ya divorciada, abandonó la Unión Soviética. Un año más tarde supo, por la noticia publicada en los periódicos, que su ex marido se había quitado la vida. La aventura rusa de la Duncan no sólo terminó en fracaso desde el punto de vista sentimental. Si bien al principio se había compenetrado a la perfección con sus interlocutores, entusiasmados con la idea de poner en marcha su Escuela de Danza Futura, más tarde esta iniciativa no fue bien acogida por ciertos dirigentes soviéticos que ya empezaban a mostrar los síntomas del anquilosamiento burocrático que luego sería proverbial en el sistema comunista. De regreso a Europa, tampoco los empresarios capitalistas parecieron entusiasmarse con sus proyectos. Además, sus opiniones ateas, su actitud favorable hacia la Revolución Rusa y su evidente aceptación del amor libre no eran cualidades que la opinión pública occidental, a la defensiva después de la eclosión comunista, valorase positivamente. Isadora decidió volver a los escenarios y ofreció una serie de recitales que resultaron un fracaso; el público fidelísimo que hasta la muerte de sus hijos la había llevado en volandas comenzó a fallarle; las salas la recibieron semivacías, silenciosas y heladas. Isadora se refugió en Niza, donde terminó su autobiografía y preparó El arte de la danza, libro en el que pretendía ofrecer una síntesis de sus enseñanzas. Se encontraba absorbida por esta tarea cuando, el miércoles l4 de septiembre de 1927, decidió tomarse un respiro y dar un paseo en su Bugatti. El dramático accidente tuvo lugar cuando el automóvil recorría veloz la Promenade des Anglais: su largo chal rojo, el mismo que había agitado ante la multitud que la esperaba a su regreso de la Unión Soviética, se enredó en los radios de una de las ruedas posteriores del automóvil; Isadora no pudo liberarse del abrazo homicida y murió estrangulada. Ni siquiera ella hubiera podido imaginar un final más acorde con su existencia extravagante y romántica.

Danza Marcia Haydée Brasil

Biografía:

Marcia Haydée fue una de las bailarinas más conocidas del mundo. Cosechó éxitos como directora y coreógrafa del Ballett de Stuttgart y musa de John Cranko. Había nacido en la ciudad de Niteroi, cercana a Río de Janeiro, y después de estudiar en la Royal Ballet School de Londres pasó al Grand Ballet del Marqués de Cuevas, en Montecarlo, donde conoció al joven coreógrafo británico John Cranko. Fue con él que se trasladó en 1961 al Ballett del Teatro Estatal en Stuttgart, donde Cranko creó para ella perdurables personajes femeninos, como los de los ballets Onegin y Romeo y Julieta. Con sus presentaciones, la compañía se convirtió en una de las cinco más importantes del mundo y Haydée, en una de las bailarinas más destacadas de su tiempo. Dos años después de la muerte repentina de Cranko en 1973, la brasileña se convirtió —al principio contra su voluntad— en la continuadora de su trabajo y logró mantener a la compañía unida y sólida. En su última etapa como directora actuó sin embargo sin suerte y tras un enorme éxito con “La bella durmiente” no obtuvo más reconocimiento como coreógrafa y abandonó su cargo, aunque continuó viviendo en Sttugart con su esposo, el profesor de yoga Guenter Schoeberl. Haydée no se ha retirado del todo, pero sus presentaciones enfrentan muchas críticas. “Muchas personas están enojadas conmigo porque en mi nuevo trabajo destruyo su visión de la bailarina clásica”, comentó la artista acerca de la decepción de sus admiradores. Ella misma considera que sus presentaciones con Giora Feidman en Elle e(s)t moi, o como bailarina expresionista rodeada de musculosos guerreros indonesios, fueron un fracaso, pero quiere mostrarle al mundo, con Callas, que el éxito no es una cuestión de edad. “Nunca tuve problemas con la edad, pero hay que ser consciente de lo que se puede seguir haciendo, si no, todo se vuelve ridículo”, afirma. Asegura que el momento de irse será el día en que el teatro esté completamente vacío. Marcia Haydée compartió la dirección de Stuttgart con el Ballet de Santiago. Durante esta última década continúan los grandes Estrenos y el Teatro Municipal tiene en el Ballet de Santiago a su máximo exponente artístico y el gran convocador de público. Se realizan giras a España, Hungría, Alemania. Durante la gestión de Marcia Haydée se produce una estrecha vinculación con el Ballet de Stuttgart, incorporando varias obras de su repertorio y con un intenso intercambjo de artistas. El Ballet de Santiago se convierte en la Compañía con más obras de John Cranko fuera del Ballet de Stutgart. personalidades Biografía Marcia Haydée Entre 1993 y 1995 Marcia Haydée, paso a ser la gran bailarina de John Cranko, y una de las más grandes de la historia del ballet. Su madre siempre le dijo que nació bailando. A los 3 años ya estaba inscrita en una escuela para menores y, desde entonces, no se separó nunca más de la danza. Al cumplir los 15, ingresó al Royal Ballet School, en Londres, para posteriormente entrar a la famosa compañía del Marqués de Cuevas. En 1961, John Cranko -uno de los más grandes coreógrafos que jamás haya existido- recién contratado como Director del Ballet de Stuttgart, la llevó a la compañía como Primera Solista. Según Haydée, todo lo que es se lo debe a Cranko, pues fue él quien elaboraba cada coreografía pensando exclusivamente en ella, gracias a lo cual logró consolidar su carrera como primera bailarina. Cuando Cranko murió, Hyadée asumió como Directora de la Compañía de Sturgatt, cargo que desempeñó desde 1976 hasta 1996. Simultáneamente entre 1993 y hasta 1996, lo fue del Ballet de Santiago por primera vez. Luego, cosas del destino la instalaron definitivamente en nuestro país y en la actualidad está nuevamente a la cabeza “de la mejor compañía de Sudamérica”, tal como ella misma reconoce. Marcia Haydée ha trabajado con casi todas las compañías más importantes del mundo y compartió escenario con bailarines de la talla de Rudolf Nureyev, Mikhail Baryshnikov, Paolo Bertolucci o Jorge Donn. También ha producido sus propias versiones de “La Bella Durmiente”, “Coppélia”, “La Cenicienta” y “Giselle”, entre otras. Para empezar quisiera que nos hablara sobre sus inicios en la danza, cuéntenos ¿cómo y cuándo surge este interés por el ballet? Bueno, mi mamá dice que cuando nací, nací bailando. Yo tenía 3 años cuando comencé mi contrato con la danza, pues a esa edad ingreso a la escuela para niños. Desde ese momento hasta ahora, que tengo 68 años, nunca he parado de bailar. La danza para mí es una manera de vivir. ¿Dónde realiza sus estudios de danza? Empecé en Brasil donde tuve un profesor muy bueno, que era checo y con él trabaje 8 años. Después, al cumplir los 15 años, me fui para Londres. Ahí estuve 2 años en el Royal Ballet y luego entré a la famosa compañía del Marqués de Cuevas. ¿Cómo fue su experiencia en el Ballet del Marqués de Cuevas? Fue la más linda de todas. En los cuatro años que pasé en esa compañía aprendí lo que es ser bailarina, aprendí mi profesión. Además, él era un hombre fantástico, su pasión era la danza, él hacia todo por la compañía. Entonces, el elenco le tenía un cariño muy grande. Él era un hombre muy especial. En esta etapa, ¿usted ya empezó a mostrar interés por la coreografía o la corografía viene después? No, la coreografía viene después, yo nunca tuve interés por la coreografía, lo que yo quería era bailar. Cuando me fui de la compañía del Marqués de Cuevas me trasladé Alemania y empecé a trabajar con John Cranko que era uno de los grandes coreógrafos. Él empezó a crear todos los tipos de ballet para mí; hizo “Romeo y Julieta”, “El Lago de los Cisnes”, “Carmen”. Ahí hice mi carrera como primera bailarina. Yo tenía gran interés por trabajar con corógrafos pero nunca ser una coreógrafa. Nunca, en mi vida, pensé que iba ser una coreógrafa. Pero años después, cuando John Cranko murió, yo fui nombrada Directora de la Compañía de Sturgatt. En ese momento necesitábamos una gran producción, entonces yo dije ‘hagamos la Bella Durmiente’ y como yo conocía todas las versiones de esta pieza comencé a trabajar como coreógrafa. ¿Qué significó para usted haber trabajado con Cranko? Todo lo que soy hoy se lo debo a Cranko. Él era un coreógrafo que tenía una visión muy adelantada para su época y vio en mí la capacidad de poder hacer todo lo que él quería. A Cranko le debo mi carrera. ¿Qué papeles recuerda con más cariño? De Cranko, “Romeo y Julieta”, “Carmen”, “Onegin”, “La Fierecilla Domada”. Después siempre tuve la oportunidad de que los coreógrafos quisieran trabajar para mí, por eso hice una carrera tan grande. Cuéntenos, ¿cómo llega a dirigir el Ballet de Santiago? Yo estuve como directora del Ballet de Santiago en el año 1992. Eso se dio gracias a que viene a bailar a esta compañía y me enamoré de ella. Años después, Luz Lorca me llamó para hacer una coreografía y después de un mes nos adaptamos tan bien que me pidieron ser la directora, pero yo aún estaba como directora en Sturgatt. Entonces 2 ó 3 años fui directora en forma paralela en Alemania y Chile, pero fue muy difícil, una locura. Finalmente, me di cuenta que no era posible continuar. Ahí deje ambos trabajos. Fui directora en Sturgatt 32 años; necesitaba un descanso. Poco a poco fui volviendo hasta que hicimos “Madre Teresa y los Niños del Mundo”. Con esta obra fuimos de gira por todo el mundo. En Latinoamérica, debíamos estar en Chile, Argentina y Brasil, sin embargo, en el último momento Chile canceló, pero como yo ya tenía los pasajes decidí venir igual. Ahí, nuevamente Luz Lorca me ofreció el puesto de directora del Ballet. Entonces, se puede decir que fue la Madre Teresa la que me trajo a Chile. Como directora de este ballet, ¿cuáles son las dificultades más grandes que ha tenido que afrontar? A decir verdad, cuando llegue pensé que me iba a enfrentar con más dificultades, pero la compañía fue increíble, nunca tuve un problema, todos siempre me ayudaron. Además, como soy bailarina y me llevo muy bien con el grupo, ellos saben que siempre voy a decidir lo mejor para el elenco. Ellos sienten ese apoyo, saben que soy para ellos y no contra ellos; muchas veces hay directores que no se ponen en el sitio de los bailarines. La verdad es que yo tengo una manera de dirigir la compañía fuera de lo común. Pero también por toda la trayectoria que poseo como bailarina ellos me respetan, ayudan y quieren. Por eso digo siempre que la Madre Teresa me dio un regalo muy grande. Dada su experiencia en Chile ¿en general, cómo ve el nivel de ballet en nuestro país? El ballet chileno tiene un nivel increíble. No sé si los chilenos se dan cuenta de esto, yo creo que no. Los chilenos siempre dan más valor a lo que viene de afuera, pero esta compañía es la mejor que hay en Sudamérica. Somos una compañía que cuando se presenta en el extranjero tiene la admiración del público. Hoy, ¿cuáles son las deficiencias más grandes que le ve al ballet chileno? Yo no veo ninguna deficiencia en el ballet chileno. Esta compañía puede ser comparada a cualquier otra gran compañía de Europa. Además tiene algo que en Europa no se da: la energía latina, la vivacidad y pasión. El Teatro Municipal inicio su Temporada de Ballet 2005 con “La Cenicienta” con el vestuario original diseñado a fines de los años ‘50 por Raimundo Larraín y confeccionado en la casa Dior.¿Cómo se dio la oportunidad de restaurar este vestuario tan importante para el ballet? Bueno, como te dije antes, yo tengo que agradecer a dos chilenos mi carrera en este país: al Marqués de Cuevas y a Raimundo Larraín. Con el último comencé a trabajar en el montaje de “La Cenicienta” y desde ahí que él quiso que yo fuera su modelo. Cuando supe que todos los trajes hechos por Raimundo de “La Cenicienta” y “La Bella Durmiente” estaban en Chile, pensé que era necesario rescatar ese vestuario, ya que son joyas que no pueden perderse. Entonces, me propuse realizar una nueva versión de “La Cenicienta” para mostrar los trajes y la magia de Raimundo Larraín. Teatro Nacional de Stuttgart “Württembergisches Staatstheater” Antiguo teatro de la corte real, construido en 1909–1912 por Max Littmann. En 1983–1984 fue restaurado siguiendo los planos originales. Posee 1400 asientos. Este grandioso escenario acoje las representaciones del famoso Ballet de Stuttgart y de la renombrada Ópera de Stuttgart. La Ópera de Stuttgart recibió en 1998, 1999, 2000 y 2002, bajo la dirección artística de Klaus Zehelein, el codiciado premio “Ópera del Año” en Alemania. No menos importancia tiene el Ballet de Stuttgart, el cual, desde la fundación de la actual compañía en 1961 por el genial coreógrafo John Cranko, ha logrado convertirse en una de las primeras compañías de ballet a nivel mundial. Tras la repentina muerte de John Cranko en 1973, Marcia Haydée pasó a dirigir la compañía. Desde 1996, Reid Anderson es el director artístico encargado de que el Ballet de Stuttgart, con su extraordinario y variado repertorio de ballet clásico y moderno, se mantenga “bailando en la cumbre”.