Biografía:
Carlos Acosta Hernández. Bailarín cubano. Nació el 2 de junio de 1973 en el barrio de los Pinos en La Habana. Concluyó sus estudios de ballet en 1991 en la Escuela Nacional de Ballet de La Habana.) es un bailarín cubano. Ha bailado con numerosas compañías entre ellas English National Ballet, ha sido alumno de Ramona de Sáa, entre otros destacados profesores. En1991 ingresa en el Ballet Nacional de Cuba, en la que llegó a la categoría de Primer Bailarín en 1994. Desde pequeño andaba en pandillas callejeras. No soportaba la escuela y sus pasos se encaminaban, sin ninguna dificultad, hacia la delincuencia. Su padre, atormentado, acudió a una vecina, su amiga, quien le propuso que lo llevara a la Escuela de Ballet de "L y 19". De ese modo aseguraba tenerlo controlado. Su papá no lo pensó dos veces, pues con eso se quitaba un buen problema. Llegó a "L y 19" en contra de su voluntad, porque quería ser futbolista. Al inicio vivía lleno de arañazos y de moretones, pues sus compañeros de andanzas le gritaban ‘mariquita’ y tenía que defender su honor. Las cosas empeoraron cuando su mamá sufrió un derrame cerebral y su padre entró dos años en prisión, por un accidente. Les correspondió a sus dos hermanas encargarse de el. Es decir, que estaba casi libre, y como casi aborrecía el ballet, comenzó a faltar a la escuela. Dejaba ‘colgados’ los espectáculos. Al parecer era insoportable porque decidieron trasladarlo a Villa Clara, lo cual, en el fondo, era una expulsión. Lo supo al llegar a la escuela y ver que nadie lo esperaba. Ni siquiera existía el cuarto año de nivel elemental, que era el que cursaba. En fin, se quedó en la calle y sin poder regresar a "L y 19”. Su padre fue a Pinar del Río, y probó en la Escuela de Arte de allí, donde no querían habaneros, pues tenían fama de ser desastrosos. Después de largas conversaciones, lo pusieron un mes a prueba. Luego, le aceptaron y pudo terminar el nivel elemental. Fue en Pinar del Río, donde empezó a amar el ballet. Estaba becado y no tenía que fajarse solo, y con nueve años, con tres guaguas. Sus profesores eran increíbles. Sobre todo, Juan Carlos González, quien hizo una labor encomiable y despertó en el esas ganas de superarse, de ser mejor. Regresó a La Habana, a L y 19, para hacer si examen de pase de nivel. Ya era otro. Había entrado en juicio. Estaba grande. Se le había estirado el cuello, cogió 100 puntos, evaluación que muy pocas veces se ha otorgado. Fue un escándalo. A los dieciseis años viaja a Italia. En el examen Ramona Elcira de Saá Bello lo vió., por aquel entonces existía un intercambio cultural entre la Escuela Nacional de Ballet (ENB) y el Ballet del Teatro Nuevo de Turín, Italia. Entonces, se decidió a probar a dos alumnos, quienes se integrarían al trabajo de esa compañía. Lo escogieron a el y a otro muchacho llamado Ariel Serrano. En ese período estaba haciendo “Carmen”. No se le olvidará nunca, porque el coreógrafo, fallecido ya, le dijo a Ramona que el tenía algo especial y le sugirió que lo preparara para el Grand Prix de Lausanne, Suiza. La profesora estuvo de acuerdo e inició el entrenamiento, fue el último en inscribirse, sin embargo, ganó el tan codiciado galardón. A partir de ese momento, su suerte comenzó a cambiar. Ya no era del cuerpo de baile, sino que hacía papeles de solista. Ha integrado el elenco del Ballet del Teatro Nuovo de Turín, Italia, donde actuó junto a Luciana Savignano; también ha integrado otras compañías como el English National Ballet, de Inglaterra, y el Houston Ballet, de Estados Unidos de América. Ha sido además artista invitado del Teatro Teresa Carreño de Caracas, Venezuela; del Ballet de Santiago de Chile, así como de la Gala de Estrellas del Ballet Mundial, presentado en las más importantes plazas teatrales del mundo. Ha actuado en numerosos países de Europa, Asia y América. Su repertorio incluye los roles principales de la gran tradición romántico-clásica, así como coreografías contemporáneas tanto cubanas como extranjeras. Actualmente es artista invitado de prestigiosas compañías, como el Royal Ballet de Londres, el American Ballet Theater de New York, y el Ballet Kirov, de San Petersburgo, entre otras. Es uno de los más altos exponentes de la escuela cubana de ballet. Dotado de cualidades físicas de excepción, que lo han convertido unido a su talento en uno de los más grandes bailarines del mundo, en opinión de la crítica especializada.
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